El panorama
socio-político en nuestro país para los trabajadores y el pueblo en general
sigue siendo complejo y convulso en medio de las recientes jornadas de protesta
por diversas demandas que se han traducido en masivas acciones de protesta y
resistencia frente al actual gobierno nacionalista de Ollanta Humala y sus
medidas antipopulares y neoliberales. Ante
las movilizaciones sociales el gobierno ha respondido de la única forma que
sabe hacerlo: reprimiendo y violetando los
derechos básicos de las personas, agudizando aún más la odiosa tendencia de
criminalizar la protesta popular y arremeter contra todo acto de denuncia o descontento.
Como sabemos, el
repudio total ha sido a la reciente repartija de cargos dentro del Tribunal
Constitucional (TC), la Defensoría del Pueblo (DP), el Banco Central de Reserva
(BCR) entre los aliados político-partidarios del actual régimen. Entre los
oscuros personajes que participaron de este cuoteo de corrupción están Rolando
Sousa, defensor de la inconstitucionalidad (tercera inconstitucional reelección
del ex dictador Fujimori, destitución de magistrados del TC opositores,
esterilizaciones forzadas, amnistía para violadores de DDHH, etc.), sin contar
con sus clientes, corruptos, ladrones y asesinos (Nicolás Hermoza, Julio
Salazar, César Saucedo, Dianderas, los Winter, Schütz, Alberto Kouri, etc.) que
podrían interponer acciones ante el TC que él vería, sabiendo que si Sousa usó
su cargo de congresista para abogar por ilegalidades de sus socios políticos.
El combo también lo
componen Francisco Eguiguren, José Luis Sardón, Ernesto Blume, Cayo Galindo y
Víctor Mayorga y Oscar Urviola. Además no olvidemos que Blume es abogado de uno
de los alcaldes (Carlos Burgos de S.J.L.) más corruptos y reaccionarios de
nuestra historia, quien ahora desde su cargo en el TC hará de juez y parte en
las tantas denuncias de su cliente. Pero también tenemos a Pilar Freitas a la
Defensoría. Se sabe que está cuestionada por casos como las firmas falsas en Perú
Posible, sueldos y dietas del Estado simultáneas, montesinista asolapada del
PJ, etc.) y cuya agrupación es aliada del gobierno. ¡Vaya “Defensora del Pueblo”!
Ahora bien, es
necesario tener presente que las recientes movilizaciones que han sacudido la
capital y han despertado al país no son hechos aislados o acciones de mero
espontaneísmo. El hartazgo popular es un factor en crecimiento y consolidación
que ya lleva buen tiempo, sino recordemos nomás que en lo que va de este
gobierno los trabajadores estatales se mantienen en pie de lucha contra la Ley
del Servicio Civil, los estudiantes en defensa del derecho a la educación gratuita,
de calidad y por la vigencia de la autonomía universitaria (vulnerados por la pretendida
Ley Universitaria), las protestas contra la Ley del Servicio Militar
obligatorio y discriminatorio, los valientes guardianes de las lagunas en
Cajamarca quienes siguen resistiendo contra el proyecto minero Conga, además de
diversos sectores sindicales y laborales en todo el país que mantienen medidas
de lucha frente a la precarización de sus trabajos, frente a las
tercerizaciones, contra los despedidos abusivos, frente a la prepotencia de la
patronal en complicidad con el gobierno, etc. Todas estas protestas se
sustentan en un legítimo malestar frente al actual modelo neoliberal que ha
recrudecido en nuestro país.
En tanto, cada vez es
más claro el desmoronamiento de la
ilusión en el crecimiento económico basado en modelos extractivistas, desreguladores,
desarrollistas y de libre mercado que nos fueron presentados como el paraíso
que lo resolvería todo. Llevamos más de 20 años de “crecimiento económico
sostenido” enmarcado en el neoliberalismo salvaje pro imperialista y los
resultados saltan a la vista: más pobreza, exclusión, desempleo, inseguridad
social, hambre y miseria por un lado y corrupción, privatizaciones, represión,
despilfarros y abuso de poder por otro lado. Y peor aún, este gobierno se
vanagloria de que para el 2014 tendría asegurada la inversión de más actividad
extractiva en concesiones que llegan a 15 mil millones de dólares, para lo cual
ha sacado dos decretos supremos el ( D.S. 054 y 060), que en realidad facilitan
más la depredación y el exterminio de nuestro ecosistema.
Además en cuanto al
panorama de conflictividad socio-ambiental el Estado ha debilitado las
exigencias normativas hacia las transnacionales con la creación del Servicio
Nacional de Certificación Ambiental que ha sido un grave retroceso recortando
los plazos y disminuyendo las exigencias en los Estudios de Impacto Ambiental
que ya habían demostrado su insuficiencia. Más grave aún es lo que viene
ocurriendo con los pueblos indígenas: después de haber promulgado la Ley de
Consulta Previa, nada menos que en Bagua, el gobierno ha anunciado que
“destrabará” los proyectos mineros de la consulta previa, es decir, desconocerá
un acuerdo constitucional y sobre todo una deuda histórica. ¡Este el rostro
real del gobierno de Ollanta Humala, este es el gobierno del caudillo
nacionalista que encandiló a ciertos sectores de “izquierda”!
Frente a este panorama
la tarea del movimiento popular debe ser seguir forjando la unidad desde la
lucha entre los sectores movilizados atendiendo las distintas demandas
sectoriales, gremiales, sociales, etc. Pero
este mismo proceso de unidad no debe ser construido a cualquier precio
empeñando o entregando lo poco que se va conquistando a sectores con intereses
partidistas en particular. La consigna debe ser "TODO EL PODER PARA EL
PUEBLO", generando unidad en la diversidad pero desde abajo y a la
izquierda. Debe ser escuchado y puesto en primera línea la voz de los
estudiantes, de los trabajadores (sobre todo de los ninguneados por las
centrales "sindicales" oficiales), de los pobladores de los AA.HH.,
de los compañeros LGTB, feministas, etc., que componemos el vasto movimiento
popular erradicando afanes caudillistas, electoreros o reduccionistas que solo
debilitan los procesos en marcha.
Asimismo, como
Socialistas Libertarios creemos firmemente que es necesario pasar de la
indignación al escenario de abierta confrontación de clases que lo cuestione todo
y que busque construir aquí y ahora nuevas relaciones sociales. Recordemos que
grandes proyectos revolucionarios en la historia de la humanidad iniciaron por
reclamos puntuales, por más pan, por más agua, por más trabajo, contra la
corrupción, contra el hambre, etc., desencadenando procesos de liberación
incontenibles. Hablamos de la forja y consolidación del Poder Popular de abajo
hacia arriba y entre todos. No se trata del simple rechazo de ciertos políticos
corruptos y la apuesta por otros “más decentes”, no queremos elegir nuevos
verdugos y amos “democráticos”, no queremos lavarle el rostro a las
instituciones ni demandar reformas constitucionales per se ajenas a la lucha
popular. Apostamos por la real transformación de nuestro entorno. Queremos que
se vayan todos y que seamos nosotros –el pueblo autoorganizado- quienes nos
aboquemos a la tarea de la reconstrucción y convergencia social.
Del mismo modo,
hacemos el llamado a interpretar panoramas como el que nos toca vivir donde se
desnuda una vez más a un gobierno que entra con promesas por la
"izquierda" y termina reprimiendo y actuando por la derecha. Esto que
debería estar más que claro deben ser lecciones para renovar la autocrítica
dentro de la izquierda combativa buscando nuevas y mejores soluciones. Cierto
sector de la izquierda reformista, "democrática y responsable" se ha
juntado en un “nuevo” frente político de cara a las elecciones venideras. ¿No
ve esta izquierda que -teniendo en cuenta los largos años de letargo y
retroceso por parte del fujimorismo y la guerra interna- tenemos una población
inmersa en el apoliticismo y el miedo? Este contexto genera una brecha enorme
entre la población y los "referentes de izquierda". Sumado a esto el
descrédito que tienen los partidos de siempre vuelve inviable ciertas maniobras
que por arriba pretenden hacer los líderes añejos de esta izquierda también
añeja (y hasta rancia).
El panorama actual
nos demanda fortalecer las bases sociales, fortalecer la inserción social en
cada barrio, sindicato, fábrica, taller, campo, universidad, etc. Debemos
primero erradicar el miedo de protestar en las calles, debemos reestructurar
ciertas políticas de participación y representación para construir nuevas
relaciones de acción y movilización. Es urgente formar asambleas de discusión
en las plazas de la ciudad, seguir agitando y manteniendo dinámicas de acción
directa de masas, auto-organización y horizontalidad para avanzar y avanzar.
¡QUE SE VAYAN TOD@S!
¡NINGÚN CONGRESO DENTRO DE
LA "DEMOCRACIA"
BURGUESA NOS REPRESENTA!
¡POR AUTO-ORGANIZACIÓN POPULAR,
DEMOCRACIA DIRECTA Y
MOVILIZACIÓN PERMANENTE!
¡AVANZAR DE LA INDIGNACIÓN CIUDADANA
A LA CONFRONTACIÓN
DE CLASES ORGANIZADA Y MILITANTE!
¡ARRIBA LOS Y LAS QUE LUCHAN!